Calentador de narices
El calentador de narices es un regalo clásico de abuela. Es algo que puede tejer (lo que siempre es bueno), además, es útil y te brinda la dosis perfecta de vergüenza. Si nos preguntas, no estamos seguros de por qué existen. ¿Hay alguien que realmente los use? En teoría, son útiles porque nuestras narices se enfrían muchísimo, pero se ve demasiado ridículo y probablemente por esa razón, nunca se puso de moda.

Sin duda es algo que no te comprarías a ti mismo, pero ese no es el único criterio para un buen regalo: debe ser algo que quieras, pero no tanto como para gastar dinero en ello. Sin embargo, estoy seguro de que esta abuela pensó mucho en este regalo y eso también es importante.