Era Claro Como El Día
En ocasiones, optamos por seguir adelante con una decisión a pesar de las advertencias de quienes nos rodean sobre los posibles errores en nuestro juicio. Cuando uno está en el ojo del huracán, es complicado advertir la equivocación que para los demás es más que evidente. Eso fue precisamente lo que le ocurrió a la cúpula directiva de la compañía en cuestión. Se empeñaron en fichar a un individuo cuya reputación estaba manchada por el fraude, ignorando los consejos que les sugerían mantenerse alejados de tal personaje.
Tal vez tenían sus motivos para incorporarlo a la empresa. ¿Quién puede saberlo con certeza? Sin embargo, la decisión les estalló en pleno rostro, enfrentándose a consecuencias que ahora deben asumir. ¿Es justo compadecerse de su situación? Personalmente, tengo mis dudas..